“Finalmente podemos ver la obra completa del más grande realizador del mundo”. De esta manera Ally Derks, la directora del Festival Internacional de Documentales de Ámsterdam (IDFA), presentó a Raymond Depardon, el autor de documentales de la talla de Reporteros y Urgencias, entre otros.
Depardon vino a Holanda a presentar su última película, el segundo capítulo de la trilogía Perfiles campesinos: Le Quotidien. El filme transcurre en distintos parajes del campo francés, donde la actividad agropecuaria va en serio descenso y cuyos personajes principales son en su mayoría los mismos granjeros de la primera parte.
Hijo de campesinos, Depardon formó parte del entorno rural hasta los 16 años, pero su pasión por la imagen lo empujó a la ciudad. Para él, la trilogía ha sido la forma de rendir homenaje a sus padres, a través de los bellísimos personajes de su historia. “Ellos vieron que no estaba hecho para ser granjero, pero nunca me lo reprocharon”.

Al hablar de Delitos flagrantes -uno de sus filmes más sobrios en el que recoge las primeras declaraciones de detenidos por crímenes menores en el Palacio de Justicia de París- el realizador francés sintetizó su método: “Trato de rodar la miseria con el mayor de los lujos. La ingeniera de sonido ocupa los mejores micrófonos y yo los mismos lentes con que se filma a Adjani y Depardon en el cine de ficción. No es porque un personaje se encuentre en la miseria o en situaciones de angustia y desesperación que se deba filmarlo de una mala manera”.
Esta nota que escribo desde Amsterdam se publica hoy en el Diario HOY
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