En mayo pasado, cuando corrían los EDOC escribí una reseña para el sitio web del festival. Hablaba de una de mis películas preferidas y también una de las más importantes que se han producido últimamente, Avenge but one of my two eyes. En estos días en que Israel nos avergüenza tanto a quienes lo amamos, me parecería oportuno volver a verla. También me parece oportuno colgar este comentario en el blog y recomendarles que la vean. Tal vez en Cinememoria puedan prestarles una copia u organizar un screening. Yo ayer me la compré en Amazon.fr, para mis amigos que viven por estos lares. En fin. Ahí va...
La primera vez que vi Venganza por solo uno de mis ojos fue en Jerusalén, el verano pasado, cuando volvía a la que era mi casa en esos tiempos, apenas terminados los 4EDOC.
De hecho me mudé a Israel, entre otras razones, porque quería que Mograbi me aceptara como pasante. Obviamente, no lo logré.
Es que este cineasta, cuyo abuelo fue el fundador del extinto cine Mograbi en Tel Aviv, me había vuelto loca durante mis estudios de documental en Estrasburgo.
Antes de conocerlo personalmente, me preguntaba yo, ¿cómo se puede ser cómico, cínico, irreverente, no temer a la exposición propia, deformarse la cara voluntariamente al poner un gran angular a 5cm de su cara y, al mismo tiempo, hacer a las películas más poderosas y políticamente comprometidas que se producen en Israel?
Invierno. Una mañana lluviosa en Tel Aviv. Bilu St. El apartamento de los Mograbi-Berger. Un perro sicótico, un gato curioso, un cineasta agripado, un café con cardamomo. Grabadora, libreta de apuntes. Entonces le pregunto: ¿y cómo, Avi? “Creo que mezclar lo privado y lo público dice mucho de cómo yo soy y de cómo es mi vida, por eso es parte de mi manera de hacer cine. También creo que por lo menos en How I Learned to Overcome my Fear and Love Arik Sharon, Happy Birthday, Mr. Mograbi y August, esta manera de filmar -mezclando ficción y documental y poniendo mucho humor- permitió que la gente mire un filme políticamente fuerte, sin sentirlo así, como si estuvieran viendo un drama doméstico o algo por el estilo, pero por supuesto esto no fue intencional, solo lo entendí después”.
Los fanáticos de los EDOC recordarán la retrospectiva que le dedicamos el año pasado, con los largometrajes antes citados y dos cortos Wait it’s the soldiers, I have to hang y Detail.
Quedémonos con este último, Detail. Detalle, en castellano, porque era un fragmento de la nueva película que Mograbi estrenaba en Cannes en mayo pasado (Avenge but one of my two eyes, Venganza por solo uno de mis ojos) mientras que aquí la audiencia de los EDOC se deleitaba con su cine.
Esa primera vez que vi Avenge… me sorprendió que éramos la mayoría extranjeros los que habíamos acudido a la Cinemateca. Ya me había prevenido, irónicamente, sobre los israelíes “uno de los aspectos maravillosos que tenemos es ser capaces de no mirar la realidad, de ignorarla”.
Salí destrozada de la sala. El Mograbi cómico de antaño se había evaporado, se había enfurecido y hasta ahora, casi un año luego de esa noche de verano en Jerusalén, no se ha ido de mi mente el rostro desencajado del judío extremista que en su sesión de jamming promete hacerles pagar a los palestinos al menos uno de los ojos que le arrancaron los filisteos a Sansón.
Cine de terror el que nos propone Mograbi hoy día. Como le dijo un espectador en el festival de Sheffield, donde la vi por segunda ocasión y tuve el gusto de conversar con el cineasta otra vez: “Este no es tu filme más disfrutable, Avi. Pero es de largo el más importante de toda tu carrera.” Y él asintió.
Ahora que pude traducirlo al castellano para el público de los EDOC, vino la tercera mirada del documental, por fragmentos. Interesante tarea que me exigió disociar el planteamiento fílmico del contenido verbal y me ayudó a enfocarme en los discursos de la gente, la desgarradora postura frente a la vida que ha ido adquiriendo su amigo palestino, las letras de los himnos, la insolencia de los soldados... y lo confirmo, es cine de terror.
Y hoy será la quinta vez que lo vea. Vendrán la sexta y la séptima y muchas más, porque me gustan las películas de Mograbi, me gusta que el cine me desencaje, que me afecte, que me sobrecoja. Además, me gusta saber que en Israel hay gente como Mograbi. Esa es una de las razones por las que amo, profundamente, a la tierra de Sión.
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