El cine documental brasileño ocupa un importante espacio en el
festival EDOC11. Además de la retrospectiva de Eduardo Coutinho, la muestra
incluye ocho títulos recientes que, desde distintos planteamientos cinematográficos
y abordando temáticas variadas, constituyen una interesante muestra de la vasta
producción de cine de lo real en Brasil.
Los filmes —algunos de los cuales son comentados en EL OTRO
CINE— son Diário de uma busca, de
Flávia Castro; As Hipermulheres, de
Carlos Fausto, Leonardo Sette y Takumã Kuikuro; Oma, de Michael Wahrmann; Pulsações, de Manoela Ziggiatti; Ela sonhou que eu morri, de Maíra Bühler
y Matias Mariani; Paralelo 10, de
Silvio Da-Rin; A poeira e o vento, de
Marcos Pimentel, y Marcelo Yuka no Caminho das Setas, de
Daniela Broitman. En este espacio me referiré a los dos primeros.
En Diário de uma busca (Diario
de una búsqueda), la realizadora Flávia Castro indaga en la vida de su
padre, Celso, un periodista con una larga trayectoria como militante
de izquierda, quien fue encontrado muerto en 1984, bajo
circunstancias que hasta ahora no se han podido aclarar.
En su filme, construido en clave de suspenso, Castro
reconstruye una historia familiar repartida entre Brasil, Chile, Argentina,
Venezuela y Francia. La película de Castro habla con mucha poesía
sobre la intensidad de ciertas vidas y aborda un tema muy presente en
cinematografías como la chilena o la argentina, pero casi evadido en el cine
documental del Brasil: su memoria histórica y las secuelas de
la dictadura.
El relato de Castro emociona por la dosificación acertada de los
elementos que lo componen, y que oscilan entre la búsqueda casi policial que va
llevando la narrativa y la reflexión íntima y personal que se extiende al plano
familiar.
Castro, además de documentalista es guionista y sabe, por lo tanto, cómo
contar una historia. Ella nos regala una película redonda y con muchas puertas
por donde el espectador puede entrar. Habrá quien se decante por el lado
personal de la historia y el testimonio narrado con una voz en off bella y meditativa, lógicamente en
primera persona, la voz de la hija; habrá quien se sienta interpelado por el
compromiso político de los padres, el trasfondo político y militante que
envuelve a la historia de los Castro, el emocionante diálogo entre el español y
el portugués y esa dimensión tan latinoamericana de su historia familiar; otros
se sentirán identificados con la búsqueda y el luto que envuelve a una
generación de latinoamericanos, aquella de los hijos que hoy revisitan la
utopía de los padres y se preguntan si valió la pena, como lo hacen Flávia y su
hermano Joca, el personaje más frágil y por lo tanto más entrañable del filme. Y
habemos quienes, como yo, no podemos decidirnos y queremos tanto a esta
película por todas aquellas razones juntas.
As
Hipermulheres (Las
hipermujeres) es uno de los últimos documentales producidos por el
colectivo Vídeo nas Aldeias (VNA), un proyecto precursor en el área de producción
audiovisual indígena en Brasil, creado hace 25 años. Con el pasar de los años, VNA ha
creado un importante acervo de imágenes sobre los pueblos indígenas de Brasil al
producir una colección de más de setenta filmes, muchos de ellos premiados
nacional e internacionalmente.
Preocupado porque su anciana esposa podría fallecer en cualquier
momento, un viejo de la comunidad del Alto Xingu, en Mato Grosso, pide a su
sobrino que le ayude a preparar una edición del Jamurikumálu, el mayor ritual femenino de la zona, para que ella
pueda cantar una última vez. Pero la única mujer que recuerda las letras de las
canciones está enferma, lo cual supone un impedimento para la preparación de la
ceremonia. La situación genera, sin duda, un conflicto en la aldea, pero para
los cineastas representa una oportunidad que saben aprovechar con talento e
instinto. Ante la posibilidad de que una tradición tan enraizada pueda
desaparecer, la aldea despierta y un batallón de mujeres se sumerge en la
preparación de un colorido y sensual rito y ahí está el trío —Sette, Kuikuro y Fausto—
para documentarlo. Ellos filman desde dentro, con mucha proximidad y cierto misticismo,
la preparación de un desfile casi bélico y coreográfico en el que mujeres de
todas las edades entonan canciones que, con humor y osadía, hablan de amor,
sexo y placer. Queda claro el superlativo del título y el importante papel que
tienen las mujeres en la aldea.
Publicado en EL OTRO CINE.
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