martes, noviembre 27, 2012

Un lugar a la vuelta de la esquina

El clima de Rio está inclemente hoy. Debería estar volando en este mismo momento, rumbo a Belo Horizonte. Es casual que justo hace un año hacía el mismo recorrido. Si mal no recuerdo el clima también estaba lluvioso e igualmente el vuelo se atrasó.
Acababa de llegar de San Francisco. Misha vendría una semana más tarde. Recuerdo esa primera semana en Brasil con mucho dolor de piernas y el peor jetlag de la vida y es que, según me explicaba alguien el otro día, al jetlag de oeste a este se lo procesa peor. Fui a Belo Horizonte al mismo festival de cine al que voy ahora, el ForumDoc. Llegar en una tarde algo fría y lluviosa, a una ciudad montañosa como la mía, donde gente que no había visto nunca antes en mi vida me abrazaba al conocerme fue algo así como llegar a los EDOC. Entonces desde ese día aquel se convirtió en mi festival de cine favorito de este país, lo cual solo se confirmó con el pasar de los días y disfrutar del programa que proponían. Un festival de cine arriesgado con un programa muy heterogéneo, con películas brillantes y otras más incomprensibles y cuestionables pero siempre programadas ahí por una razón de ser, demostrando un punto de vista más urgente que el de reproducir el palmarés del IDFA y otros festivales de documentales importantes (algo que me da la impresión que hacen ciertos festivales. Es fácil quedarse en una zona de confort, ¿no?).
En fin… los aeropuertos, los viajes, los encuentros, los hasta prontos. Se van embarcando los pasajeros de los vuelos retrasados y esta sala de espera va perdiendo su densidad. El 3754 sigue demorado. Quisiera que mi próximo vuelo fuese a Berlín. Será porque encontré mi iPod chiquito (un clip verde con espacio solo para lo que realmente me gusta), de modo que antes de entrar por la seguridad y comer un sánduche de queso ya oí bastante Led Zeppelin y desde hace una hora que estoy sentada aquí esperando, lo más querido de Einstürzende Neubauten ya ha pasado por mis orejas pequeñas. “Was für ein seltener Vogel fliegt allein zum ragenden Gipfel des Ararat…”
Debe ser por la música que me acompaña que lo que pienso ahora es cuánto me gustaría ir a Berlín, caminar por esa ciudad amigable en su dureza, bella sin cirugías restaurativas, meterme a un galpón en una calle rara y terminar en un perfomance musical extraño, como me pasó la primera vez que fui hace debe ser unos 13 años. Era la primera vez que viajaba sola.
¡Oh! Parece que vamos a embarcar. Bis gleich! 

* Este post se llama así solo por la canción que oía cuando empecé a tipear. No tiene mucho que ver pero es eso.

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