lunes, noviembre 26, 2012

Sin, otoño, sin primavera en São Paulo

* Este relato salió del aire porque luego de que lo puse aquí surgió la opción de publicarlo en El Telégrafo. Ayer salió en el suplemento Cartón Piedra y entonces ya puede volver al blog:)

En 1977 se celebraba la primera edición de la Mostra Internacional de Cinema de São Paulo. Eran días de dictadura militar en Brasil y, por lo tanto, de censura; sin embargo, esto no impidió que el crítico de cine Leon Cakoff y su equipo dieran origen al que probablemente sea hoy el festival con mayor proyección internacional de este país. 
Ese mismo año nacimos Iván Mora y yo. La «Suca» (Isabel Carrasco) ya tenía dos años y Javier Andrade llegaría uno después. Otra coincidencia es que Led Zeppelin —mi banda favorita de todos los tiempos— realizaba su cuarta y última gira por los Estados Unidos (aquel tour representa una temporada mítica en la historia de la música del siglo pasado, pero esa es ya otra historia). 
Conocí a Iván y a Javier en la universidad. Ha pasado casi la mitad de nuestras vidas desde que comenzamos la carrera y, aunque madurada por todo lo que hemos vivido de cerca y de lejos, nos sigue uniendo una amistad marcada por dos pasiones compartidas: el cine y la música de «Led Zep». 
Treinta y cinco años después de ese tan simbólico 1977 —al menos para mí—, Javier, Iván, la Suca (su esposa y productora) y yo nos encontramos en São Paulo para celebrar por partida doble el estreno de sus películas en Brasil, el país donde vivo ahora. Sin otoño, sin primavera, de Iván, ha sido seleccionada en la competencia Nuevos Directores, y Mejor no hablar (de ciertas cosas), de Javier, se presenta en la Perspectiva Internacional de la Mostra. 
La cita es a las 18:00 en el hotel Transamérica, muy cerca de la Avenida Paulista. Ahí nos damos el abrazo fuerte de quienes no se han visto por mucho tiempo. Han sido días muy movidos para Iván e Isabel, y este viaje promete ser una tregua. Para ese momento, Sin otoño, sin primavera está en su segunda semana de cartelera en Quito, Guayaquil y Cuenca. La Suca nos cuenta de la batalla que ha sido estrenar la película, a diferencia del tiempo tan fluido y feliz del rodaje, y confiesa que fue gracias al financiamiento del documental La bisabuela tiene Alzheimer —que será estrenado por la red DocTV tan pronto regresen de este viaje— que su familia ha vivido los últimos meses.Tomamos un taxi con destino a Barra Funda, en la zona oeste de la ciudad, y durante los casi veinte minutos de trayecto vamos estableciendo conexiones entre esta metrópolis y un montón de ciudades que parecen estar contenidas en ella. Mis amigos están maravillados con Brasil y no puedo más que darles la razón.  
São Paulo se parece un montón a Guayaquil», comenta Iván, «pero también es lo que podría ser Guayaquil. Estábamos con la Suca en el aeropuerto y pensábamos: esto es exacto a Guayaquil. Los mosaicos, la gente, el look setentoso, el clima… Estábamos metidos en el trip de que São Paulo se parece a Guayaquil cuando un chico se baja del avión, otro lo está esperando, se dan un beso apasionado y nadie los regresa a ver. Ese momento dijimos: ¡Esto no se parece en nada a Guayaquil!» 
Llegamos finalmente al Espaço das Américas, la sala de shows que aquella noche recibirá nada más y nada menos que a Robert Plant (el vocalista de Led Zeppelin y solista desde hace treinta años tras separarse la banda). No puedo pensar en un mejor regalo para celebrar el reencuentro. Aquella voz aguda y memorable que nos acompañó durante los felices años de la «U» ya no alcanza esos tonos tan altos, pero igual nos estremece y transporta al mejor de los mundos pasados y presentes, con canciones como Friends, Four Sticks, Ramble On, Whole Lotta Love y Going to California… 
Ayer hablaba por Skype con Iván y le preguntaba qué había retenido de su paso por la ciudad, sus impresiones de la Mostra, de la noche de su estreno. Esto me dijo de aquel feliz 23 de octubre: «Fue el primer día que estábamos en São Paulo, habíamos caminado todo el tiempo y en ese agotamiento habíamos perdido la percepción de la hora… El concierto fue un momento totalmente onírico. Led Zeppelin ha estado ahí toda la vida, acompañándonos a todos. Fue un encuentro muy fuerte emocionalmente, un momento de complicidad lindísimo entre los cuatro». 
Al día siguiente, al menos para el equipo de Sin otoño, sin primavera, la Mostra comienza en serio. Ángela Peñaherrera y Enzo Macchiavello han viajado desde Guayaquil para acompañar a la película. Tienen la misma energía y la fuerza interior de sus personajes; es tan bonito comprobar lo mucho de ellos que hay en Paula y en Lucas (los papeles que interpretan), pero también sentirlos más felices y en calma. 
Un salón del elegante hotel Tivoli sirve de oficina al festival y algo me dice que ahí debe hospedarse la very important people que llega a la Mostra. Detrás de las mesas cubiertas con manteles blancos, el equipo del festival atiende a sus invitados. Circulan por ahí cineastas, productores, actores, distribuidores, prensa… Las postales de Sin otoño, sin primavera comparten espacio con los materiales promocionales de otros tantos filmes que se programan en alrededor de treinta salas repartidas por toda la ciudad. Mientras Iván y Javier fijan la hora de la prueba técnica de sus películas, hojeo el grueso catálogo de la Mostra y me encuentro con una oferta difícil de resistir (más de 350 filmes de al menos 60 países). El festival propone retrospectivas de Andrei Tarkovsky y Sergei Loznitsa —que en Ecuador ya tuvo la suya tiempo atrás en los EDOC—, mientras que lo último de Ken Loach, Olivier Assayas, Abbas Kiarostami, Guy Maddin y Maria de Medeiros se cruza con las propuestas de cineastas más jóvenes y tan interesantes como Sarah Polley, Kleber Mendonça Filho y Jonathan Caouette. 
Esa mañana visitamos la trigésima Bienal de Arte de São Paulo, el barrio japonés de Liberdade y, finalmente a las 21:30, en la sala 2 del Espaço Itaú de Cinema - Frei Caneca, llega el momento del estreno internacional de Sin otoño, sin primavera que por un mal timing coincide con la premier de Mejor no hablar (de ciertas cosas), que ha comenzado veinte minutos antes en la Librería Cultura.El Espaço Itaú de Cinema queda en el último piso de un mall, pero la ventaja es que llegas al complejo de cines y te olvidas de ello. La fila de espera para ver la película incluye a gente de todas las edades, aunque quizás el promedio ronde entre los 20 y los 35 años. ¿Por qué están aquí para ver este filme en particular?, pregunto a algunos de los asistentes: «vi el tráiler en YouTube», «me gustó la sinopsis», «nunca había visto una película de Ecuador».
Iván presenta la película, agradece al público y cuenta que en su ciudad, Guayaquil, se produce una película cada cinco años. Las luces se apagan, la proyección es excelente y a la medianoche, cuando el último de los créditos desfila por la pantalla, el día termina con la sensación del deber cumplido. Es tiempo de brindar con una cachaça
La mañana siguiente me provoca una sonrisa ver lo que @AngelaCassette ha publicado en su cuenta de Twitter: «Puedo decir con absoluta certeza que hoy ha sido el día más feliz de mi vida». Pasan los días y le pregunto por qué:«Para mí, la felicidad es todo tipo de expresión artística. En ese día fue increíble haber tenido la oportunidad de visitar la bienal. Cada obra que veía me provocaba sensaciones intensísimas. Es muy difícil ver algo así en Ecuador. Aparte de eso me sentía feliz de estar en Brasil, compartiendo ese momento con Iván y la Suca, personas que han sido parte tan grande de un proyecto que me ha dado tantas emociones y experiencias enriquecedoras. Luego el barrio japonés… ¡Yo que soy tostada de la cultura japonesa! Fue tan bacán estar ahí. Ya me dolían los cachetes de tanto sonreír… Y después ir a la primera función internacional de la película; el encuentro inesperado con Handel [Guayasamín] a la salida, un amigo tan importante de la familia. ¡Y la chica de la patineta! Pequeños detalles cósmicos... Por toda esa cadena de sucesos tan bacanes fue el día más feliz de mi vida. No me había sentido así con una felicidad tan intensa nunca antes.» 
El viernes, dos días después del estreno y seguido por un debate, tiene lugar el segundo pase de la película en la Reserva Cultural, «esta sala tipo OchoyMedio solo que mucho más grande», como la describe Iván. «En la charla había gente muy apasionada, una señora opinó que era una película de mujeres fuertes y eso fue especial porque a pesar de que nosotros siempre hemos pensado así no habíamos recibido ese feedback. Alguien nos dijo que en Brasil esta rebelión de los personajes ocurre más en la periferia y nos preguntaron por qué en Guayaquil sucede en la clase media. Nosotros sentimos que no es una rebelión activa sino algo que sucede en la cabeza de los personajes que no se quieren adaptar al sistema pero que justamente en la clase media se encuentra esta sociedad que les quiere imponer sus reglas. Fue un conversatorio de buen nivel y creo que era también por el tipo de sala, se sentía que era un público cinéfilo». 
Hay espacio también para preguntas más personales y así uno de los asistentes, parafraseando al personaje de Paula, quien con su grabadora de cassette le pide a la gente que recuerde el momento más feliz de su vida, pregunta al equipo del filme qué es la felicidad para ellos. Es el turno de Enzo: 
«Cuando yo era pelado quería ser jugador de fútbol, pero me encaminé hacia otra cosa porque mi hermano tenía una banda y así decidí que quería ser músico. De un sueño me volqué al otro y decidí que quería ser actor. La felicidad más grande del mundo es estar aquí, conversando con un público interesado por este trabajo que acabamos de hacer, percibir sus aplausos… mi felicidad más grande es este preciso momento.»








Un video de mi mejor momento del concierto 
BAJO SU PROPIO RIESGO 
(no me responsabilizo por los gritos)


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que linda crónica, que emocionante encuentro de ustedes y también el screening en un festival tan importante!! Felicitaciones a SOSP!! Lis

Anónimo dijo...

Chévere, que lindo encuentro, testimonios y texto. Abrazos. m

María Campaña Ramia dijo...

Gracias Lis y M. Tuve que quitarlo porque el Mashi me censuró. Jajaja. Noooo, ya sale reloaded, eso espero;)