Conocí a Marcel en Tui, Galicia, durante el Festival Play-Doc en 2011 |
Por Marcel Lozinski
El verdadero filme documental viene de la personalidad del autor, de sus reflexiones, de sus experiencias, emociones e intuiciones. Su vida interior es un elemento de la realidad tanto como la vida que él va a encontrar al hacer su película. Es necesario saber lo más posible sobre sí mismo, aprender a expresar sus pasiones, aceptar que hay que revelar su intimidad; pues es eso lo que esperamos de los protagonistas de nuestras películas. Pero deberíamos comenzar por nosotros mismos. No es fácil, pero este oficio conlleva igualmente una dosis de exhibicionismo.
Cuando me encuentro por la primera vez frente a mi pequeño grupo de estudiantes, es con sentimientos ambivalentes, porque quiero transmitirles la pasión del documental, pero a la vez prevenirles de las dificultades de este oficio; del oficio del realizador de cine documental, un trabajo lleno de incertidumbres, de dudas, en el cual cada uno se encuentra por un momento, aunque sea breve, débil y desorientado. Hacer documentales no es solamente revelar sus propias experiencias, pero, y eso puede ser todavía más frustrante, es también explotar el universo íntimo de otras personas. Nosotros nos escondemos detrás de ellos. Hablamos de nosotros mismos con sus palabras. Nosotros nos mostramos al filmar a los otros. Nos alimentamos de los personajes de nuestras películas.
Es de esto que les hablo al principio de nuestras actividades: que van a tener entre sus manos herramientas fantásticas y al mismo tiempo extremadamente peligrosas: la cámara, el micrófono, la mesa de edición. Y que solamente dependerá de ellos cómo utilizarán esas herramientas: para bien o para mal. Es el problema fundamental de la ética del documentalista. El problema de lo que nosotros tenemos el derecho de hacer, de hasta donde podemos ir, de dónde se sitúan las barreras morales que no tenemos el derecho de franquear.
Nuestra responsabilidad frente a los otros debe situarse muy en alto: sino, no tenemos el derecho de ejercer este oficio. Hay que hablar mucho al respecto. A continuación les hablo de mis propios problemas. Me abro frente a ellos, no les escondo mis propias limitaciones. Me abro de la manera que me gustaría que ellos mismos se abran más tarde en sus películas. Les habló de la incertidumbre que me acompaña a cada etapa de la realización de un filme.
Marcel Lozinski
París, 1940. Graduado en dirección de cine por la Escuela Nacional de Cine, Televisión y Teatro de Lodz. Es profesor en la facultad de cine La FEMIS de París y en el instituto de Cultura Polaca de la Universidad de Varsovia. Ha sido nominado tanto al Oscar como al Premio de la Academia Europea de Cine. Entre sus obras se encuentran: Happy end, Jak Zyc, 89 mm From Europe, Wszystko moze sie przytrafic y Zeby nie bolalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario