Shuffleaba el iTunes. María escribía el artículo de la quincena. ¡Oh! My own sunrise. Hold on Hold on... (Pera aí, Pera aí...) Lo único que me queda de un amor universitario que no dejó ni la más mínima mella. La canción prevalece, la letra hermosísima de amor naïf en un bosque tropical (pienso en uno de mis pintores favoritos, el incomprendido Henri Rousseau), la voz gruesa del cantante que no oí muchas veces más. Dawn would come...
Desde niño, Archibaldo de la Cruz ensaya sus crímenes. Ya adulto, se confiesa culpable de la muerte de varias mujeres, pero su imaginación no tiene el poder de convertirlo en asesino
jueves, febrero 21, 2013
impervious to anything fungal...
Shuffleaba el iTunes. María escribía el artículo de la quincena. ¡Oh! My own sunrise. Hold on Hold on... (Pera aí, Pera aí...) Lo único que me queda de un amor universitario que no dejó ni la más mínima mella. La canción prevalece, la letra hermosísima de amor naïf en un bosque tropical (pienso en uno de mis pintores favoritos, el incomprendido Henri Rousseau), la voz gruesa del cantante que no oí muchas veces más. Dawn would come...
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