martes, noviembre 20, 2007

Poco Allegretto


Hoy me pasó una cosa curiosa. Cuando vivía en Jerusalén tenía una vecina que tocaba el cello. Tocaba siempre una misma melodía que yo podía oír desde la terraza, mientras la veía medio en sombras y entre las ramas que me separaban de su departamento que quedaba en frente. Pero nunca supe ni quién era ella ni dónde exactamente vivía.
La cuestión es que siempre estuve obsesionada con esa melodía pero no
tenía idea de qué se trataba. Una vez haciendo una pasantía en Francia la pasaron por la radio y le pregunté a mi jefe, Philippe, si sabía que era. No me paró bola. De ahí nunca más la oí.
El año pasado en Amsterdam, saliendo del
Concertgebouw con mi papi, fuimos a una tienda de discos. Entonces se me ocurrió preguntarle al vendedor (que se las sabía todas) si podría reconocer una melodía si yo la tarareaba. Me dijo que sí, pero aparentemente mi cantada estuvo malísima y además era muy poca la extensión de lo que recordaba, que el chico no pudo hacer nada y tuve que resignarme.
La cuestión es que hoy veía Saber y Ganar (como siempre que puedo a la una de la tarde) y como preámbulo a una pregunta pusieron un fragmento... ¡de la famosa melodía!
Qué emocionante. Cogí un
papel para anotar qué era, lo más rápido posible. Igual, no me habría olvidado. Era la el 3er Movimiento de la Sinfonía 3 de Brahms.
Debí haberlo pensado antes porque para
cello Brahms es el maestro.
Así que ahora que estaré en Amsterdam me compraré el CD, en la misma tienda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Son las pequeñas maravillas las que más nos asombran: un olor, un sabor, un color o mejor aún, una melodía. Aunque no sepamos lo que buscamos, las llamamos con el corazón (metafísicamente, como diría un amigo), y todo lo que queremos de una forma u otra nos encuentra. Son las hermosas leyes de atracción del Universo. Felicitaciones, yo encontraré algún día mi pelota azul con blanco que se me perdío hace unos 15 años. D.R.

Anónimo dijo...

vaya chorrada de historia, vete pa tu casa nińa, que te acuestes