Hoy me hice de a buenas con Lars von Trier. Prometí no volver a ver nada de él después de Dogville (sin contar The Five Obstructions que es maravillosa, no por él sino por Jørgen Leth). Sin embargo, por alguna razón no quería quedarme sin ver Melancolía. Tal vez solo por el título, que al fin de cuentas melancolía es una de mis palabras favoritas.
Aunque he de decir, en realidad, que no sé si me gusta tanto por aquello que significa o si es más bien por lo bonito que suena...
Me - lan - co - lí - a
Tal vez sea la mezcla de las dos, porque melancolía suena a melancolía. No imagino otra combinación de sílabas posible para describir esa tristeza leve y prolongada, y aunque esto que voy a decir pueda sonar un tanto masoquista, creo que la melancolía puede ser bella también.
La película de von Trier es como la palabra de la que toma su nombre: triste, profunda y sosegada (y extrañamente hermosa, muy hermosa). Un planeta verdeagüizo (Melancholia) se acerca a la Tierra y el probable cataclismo desencadena que dos hermanas (cada una a su momento) entren en un estado depresivo. Bueno, quien haya visto la película estará de acuerdo conmigo en que tal vez sea muy simple resumirla así. En realidad no quiero hacer crítica de cine aquí, no me voy a detener en los aspectos técnicos más allá de decir que la película está super bien contada y fotografiada, que las actuaciones son de primera (me gusta más Charlotte Gainsbourg, por cierto, aunque la Palma de Oro se la dieron a Kirsten Dunst) y además la música me parece bellísima.
En fin, solo quiero soltar cuatro ideas antes de irme a la cama. Decir que esta vez no sentí la angustia que me provocó Dogville ni la flagelación de Dancer in the Dark. A pesar de contar una historia muy rara y un chance rebuscada, también creo que Melancolía es una película limpia y próxima aunque no haya planetas verdes al borde de colapsar con la Tierra afuera de nuestras ventanas. Yo le encontré una metáfora más fácil de descifrar, tal vez porque un montón de asuntos irresueltos me conectan con ese par de hermanas, como aquella relación de fascinación/pavor con los fenómenos naturales que he tenido de toda la vida. Salí del cine con una cierta tristeza que, sin embargo, se me hizo ligera y fácil de llevar, tal vez porque el camino de vuelta a casa incluyó el sonido de las olas y el olor del mar, o tal vez porque escupir pocas líneas antes de dormir tenga un efecto calmante. Cuando corrían los créditos pensaba "¡Oh no... otra noche que no voy a poder dormir!". Es que para decir verdad, Morfeo se resiste conmigo en Brasil. Hoy no va a ser la construcción, la radio del vecino con insomnio, ni los guambras madrugadores del colegio Guido de Fontgalland, ni mis propias voces interiores donde se encuentran randómicas angustias, esperanzas, dudas y deseos que terminan por hacerme abrir los ojos antes de tiempo. Si al menos fuera la lluvia de la madrugada del otro día... Pero ahora que voy terminando el post, ya empijamada, con las luces de la casa apagadas y en el silencio carioca que nunca es del todo silencio, percibo más bien que la Melancolía de von Trier me dejó en calma, que lo que hay alrededor es mucha belleza y que si tengo suerte ella me va a cobijar esta noche.
Bonus track:
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