Conversa con mi angelito que a donde quiera que va me lleva en su maleta.
— Te tengo un regalito hermooooooso. De Venecia...
— ¡Ehhhhhh! ¿De vidrio o una máscara?
— ¡Ninguno!
— Me doy:)
— Es de tus cosas preferidas. De toda la vida.
— Oh my god!! Una calavera.
— Jaja! Sería looser darte un patchwork.
[la última vez que nos vimos entramos juntas a una tienda y salí con montón de telas de calaveras para quiltear]
— Algo de cine, unos zapatos.
— Nop.
— Mmmmm. Preferido. ¿De comer?
— ¿Te digo la marca?
— ¿Furla?
— ¿O te esperas la sorpresa?
— No sé;) Dime...
— Campo Marzio.
[La verdad la pista no me dice nada]
— ¿Unas pulseras? ¿Un anillo?
— Noooo. ¡Jaja!
— Ahora sí me doy.
— Chiiiii. Es de tus tres cosas preferidas e indispensables de la vida.
— Tiroxina!!!!!
— Jajajajajaja. ¡No!
— Lentes.
— No.
— Música, cine, literatura. ¿O tres cosas materialistamente hablando?
— ¿Qué es lo que más te gusta hacer en la vida?
— Una almohada!!!!!! Claro!!!!
— Jajaja. Imbécil!
— ¡Cómo no lo pensé! ¡Ya sé qué es! ¡Un estilógrafo!
— ¡¡Oh yeah!!
— ¡Supeeer! Hermoso, ¡¡¡gracias!!!
— Soy un desastre con las sorpresas...
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