miércoles, septiembre 04, 2013

Tarde en Guayaquil

Un amigo con el que las fiestas generalmente terminan cantando me ha pedido que le comparta canciones ecuatorianas para que se las aprenda y así la próxima pueda cantar yo también.
A diferencia de los brasileños que se pasan oyendo música de su país, la gente de mi generación creció bastante lejos de pasillos y albazos. En mi casa se oía todos los días, y a todo volumen, música clásica del tocadiscos de papá. A veces rock. Obviamente los Beatles, también Fleetwood Mac y Janis Joplin, que le encantaba a mi papi (mi mamá en cambio la odiaba y le pedía, por favor, que baje el volumen en Cry Baby porque le atacaba los nervios). Qué gigante canción que es Cry Baby, by the way...
Los pasillos eran más infrecuentes. La música nacional sonaba en mi casa, pero más raramente. Música para las borracheras, pero mis padres siempre fueron abstemios, para los paseos a la hacienda del tío, para días de nostalgia. 
En fin, imposible ser ecuatoriano y no saber Nuestro Juramento. Así que para hacer la selección para la próxima tocada, me he quedado oyendo a Julio Jaramillo esta tarde. Qué música linda. Se siente como caminar en Guayaquil. Me han entrado ganas de un caldo de gallina, de un calor húmedo con cielo embotellado y sin sol. Me han entrado ganas de caminar sola por la Nueve de Octubre. Me han entrado ganas de muchas cosas. Ganas de volver.

Mi favorita: El aguacate


La ecuatoriana por excelencia: Nuestro juramento


Sombras. Quizás sea la más bonita.


Fatalidad signo cruel...


La muy aclamada Guitarra vieja de Doña Carlota


Y aunque sé que es de otra patria, qué maravilla 
cantar la canción más bella del mundo también!





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