Desde niño, Archibaldo de la Cruz ensaya sus crímenes. Ya adulto, se confiesa culpable de la muerte de varias mujeres, pero su imaginación no tiene el poder de convertirlo en asesino
viernes, febrero 03, 2006
Ámsterdam celebra al cine de lo real
El domingo por la mañana, luego de ocho días en Ámsterdam y ya de vuelta en casa, reviso la lista de ganadores del IDFA. La casa de mi abuela, del español Adán Aliaga, se ha llevado el premio Joris Ivens al mejor largometraje documental y yo, ya sin poder hacer nada lejos de Holanda, siento un chuchaqui enorme por habérmela perdido.
Suele ser así en los festivales de cine, sobre todo en aquellos como este, donde la oferta es enorme y uno elige lo que ver un poco a ciegas, guiado acaso por una sinopsis que puede decir mucho del tema pero no siempre sobre la calidad de la película.
El IDFA es además un festival de estrenos (en las secciones competitivas por lo menos) sobre los cuales todavía es poco lo que se ha dicho. Por lo tanto, cuando se puede escoger entre alrededor de 10 filmes que se proyectan simultáneamente, un comentario negativo o una opinión algo fría, son suficiente motivo para cambiar de programa.
Están también los grandes nombres, aquellos imperdibles a quien uno va a ver traigan lo que traigan y que este año serían Depardon, Herzog y Kossakovsky (en este último reconozco su genio absoluto además de la cordura en el conjunto de su propuesta fílmica, pero debo admitir que simplemente entre sus documentales y yo -al menos en los que he visto- no llega a producirse aquella conexión tan necesaria en el cine).
En todo caso, una de las mayores satisfacciones del IDFA ha sido descubrir a la inglesa Kim Longinotto, veterana del cine de lo real (aunque todavía muy joven), cuya filmografía de carácter feminista ha sido reconocida alrededor del mundo y cuyo documental Sisters in Law -premiado en Cannes y presentado fuera de competencia en el IDFA- abrió el festival y se llevó muy merecidamente el Premio de la audiencia.
Otro de los puntos fuertes del IDFA fue la retrospectiva integral dedicada a Raymond Depardon, “el más grande realizador del mundo” en palabras de Ally Derks, directora del IDFA. El cineasta francés presentó su última película Profils Paysans : Le Quotidien y ofreció una clase magistral en la que compartió experiencias puntuales sobre el rodaje de sus filmes, su metodología y su visión del cine. Con la máxima de “liberar la visión”, Depardon afirmó que en estas alturas de su carrera vive “en el espíritu de filmar poco y mostrar todo”.
Sin embargo, no todo fue programación de primera en el IDFA. En las mesas del De Balie, el café y punto de reunión de los invitados del festival, se escuchaban reproches a la selección de este año. Un ejemplo es el filme venezolano El viejo y Jesús: profetas de rebelión, largometraje que aspiraba al premio Joris Ivens. Empezando por su título, el documental deja sentada ya su aproximación hipermilitante al tema. Y aunque no estoy en contra de esto, al contrario, su poca calidad me incomodó lo suficiente como para pensar que la fiebre antiimperialista y la novelería chavista de ciertos grupos de intelectuales de Europa debieron haber sido motivos suficientes para incluirlo en la competición, dejando a un lado la búsqueda de cualidades cinematográficas, casi inexistentes en esta película llena de buenas intenciones.
MIS FAVORITAS
Si la elección hubiera estado a mi cargo, el Joris Ivens habría sido para La persona De Leo N., del italiano Alberto Vendemmiati (descontando el hecho de que no vi los 21 documentales que competían por el premio mayor).
La persona De Leo N. es la historia de un transexual, Nicole De Leo, quien toma la decisión de cambiarse de sexo, en una operación subsidiada por la salud pública italiana.
Entre tantas razones para enamorarme de esta película y por qué no de su bellísima protagonista, creo que resalta toda la magia que se desprende de la forma cómo Vendemmiati decide abordar el tema: la iluminación, la representación de los excesos venecianos, las máscaras, la compaginación que se establece entre la obra de teatro en la que actúa Nicole y su propia operación, y luego el dolor, la soledad, los cuartos blancos del hospital, la relación truncada con la madre. Un documental con rostro de ficción, en el que uno se olvida por completo de que hay un dispositivo fílmico de por medio y la realidad fluye sin necesidad de que el realizador la devele deliberadamente.
Sisters in Law, la cinta más querida por el público del IDFA, pone sus ojos en varios casos de violencia, sobre los que toman acciones un grupo de juezas y procuradoras de una pequeña corte de justicia en Camerún. Filmado con muchísima inteligencia, sensibilidad y respeto por sus personajes, el documental condensa una amplia gama de emociones y a pesar de las injusticias y atrocidades que presenta, revitaliza al espectador y lo baña de optimismo.
Odessa… Odessa!, de Michale Boganim, y El Inmortal, de Mercedes Moncada, son otras joyas de la programación. Se trata de dos filmes realizados en 35 mm., en los que se siente, por sobre todo, a dos realizadoras jóvenes que al hacer documental piensan cinematográficamente.
Por su parte China Blue y Apaga y vámonos son un claro ejemplo de filmes militantes bien logrados, dos películas sumamente importantes por su contenido y con un discurso fílmico coherente. Con temáticas y estilos totalmente distintos entre sí, The Pipeline Next Door, 5 Days y 51 Birch Street son otros títulos para tener en cuenta.
* Esta nota también fue publicada en la Arte en Movimiento
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