martes, junio 10, 2014

Helena Trestíková, la cineasta del tiempo

Preparar la retrospectiva de los EDOC suele ser la tarea más apasionante de cada año. En esta ocasión fue el turno de la cineasta checa Helena Trestíková, quien llegó a Ecuador junto con su hija Hanka para presentar nueve de sus películas. Helena resultó ser una invitada maravillosa: sencilla, profunda, de esas personas a las que es imposible no querer.

Ya pasada la locura del Festival aprovecho para copiar aquí el texto de presentación que escribí para el catálogo. 



“Debo ser la única persona que está feliz de que el tiempo pase”, bromeaba Helena Trestíková en una entrevista concedida a la Academia de Cine Europeo en 2008. Durante su juventud, ella mantenía un diario. Lo escribió durante más de diez años. Le gustaba volver a él y observar, en perspectiva, cómo la vida cambia. Finalmente este principio se convirtió en su método, al que ella misma denominó “de observación a largo plazo”.

“Pienso que puedo definir este método como una conexión entre documental e historia. Si puedo observar a alguien durante un tiempo mayor significa que puedo observar exactamente lo que es especial, lo que es único de esta persona. Mi idea general es que cada vida es interesante. Mi objetivo es encontrar el tema especial de esa vida, la clave de esa vida. Yo busco el tema y mi película es el resultado de aquella búsqueda. Es muy interesante y es una gran aventura. Todos tenemos nuestra historia. No puedes descubrir esa historia la primera vez que encuentras a una persona. Tienes que trabajar en ello por un largo plazo y después hallas la idea”.

Trestíková es la gran documentalista de la República Checa. Su nombre se asocia con el de los realizadores más prolíficos y perseverantes de nuestros tiempos; pertenece a la fina estirpe de cineastas como Alain Resnais o Wang Bing, que han sabido filmar el tiempo como pocos otros. Trestíková ha realizado alrededor de sesenta películas, entre series para televisión, largometrajes y cortos, en las que acompaña a sus personajes por períodos prolongados. El denominador común de su obra es su fascinación por el paso del tiempo y cómo este nos forma a nivel íntimo, social y político. 
Un perfil realizado por la Biblioteca de Información Pública del Centro Pompidou, en París (disponible en línea), señala tres ingredientes como los principios activos del cine de Trestíková: “un personaje observado con respeto y empatía, un contexto social constantemente evocado y por supuesto el tiempo que pasa, como elemento revelador de una vida y de los cambios de una sociedad”.

La meticulosa observación de uno o varios personajes a través de los años coincide con su interés en las transformaciones políticas e históricas de la República Checa. Las películas de Trestíková generalmente están puntuadas por archivos de noticieros que sitúan en el tiempo a las vidas privadas al ponerlas en paralelo con los grandes acontecimientos históricos políticos y públicos: las Espartaquiadas (una serie de eventos multideportivos del bloque soviético, similares a los Juegos Olímpicos), la Revolución de Terciopelo, que determinó la caída del régimen comunista, la entrada a la Unión Europea, entre otros.
En el cine de Trestíková la cámara es discreta, la puesta en escena silenciosa y austera, las preguntas directas. La realizadora privilegia la sencillez de la observación y difícilmente emitirá un juicio de valor sobre sus personajes —ni a favor ni en contra—. Aunque su mirada es cordial y hasta cierto punto protectora (lo vemos con Katka o con René), no hay condescendencia en el cine de Trestíková. 

En una conversación mantenida con Cristian Pauls, en Bafici 2009, la realizadora explica que nunca edita el material hasta considerar que ha terminado de filmar: “A lo largo de estos años mejoré mi propio método. Primero: nunca se corta el material hasta el final del rodaje. En el corte final uno se da cuenta del valor del material filmado a lo largo de los años. El material que tengo lo guardo en mi casa; aunque es un sitio no muy seguro hasta ahora nadie me lo ha robado. Después de cada día de rodaje hago una trascripción de todo lo que he rodado ese día. Y la parte importante es cuando se corta la película”.

La retrospectiva que EDOC presenta reúne nueve películas realizadas en tres décadas: Manzelské etudy: Ivana a Václav (Historias de matrimonio: Ivana y Václav, 1987); Sladké století (Dulce siglo, 1997); Hitler, Stalin a já (Hitler, Stalin y yo, 2001); Marriage Manzelské etudy po dvaceti letech: Ivana a Václav (Historias de matrimonio, veinte años después: Ivana y Václav, 2006); Marcela (2007); René (2008); Katka (2010); Soukromy vesmír (Universo privado, 2012), y Vojta Lavicka: Nahoru a dolu (Vojta Lavicka: Altibajos, 2013).


Historias de matrimonio


Historias de matrimonio – Ivana y Václav
Para intentar comprender los motivos del aumento en la taza de divorcios, Trestíková decide escoger al azar a seis parejas que están a punto de casarse en el Registro Civil de Praga y filmarlas regularmente durante sus primeros años de matrimonio. El resultado es Historias de matrimonio (1987), una serie de seis capítulos producida por la televisión checa (uno por pareja) que cubren los primeros seis años en la vida de estos recién casados y cuya “línea temática se estructura en torno a las bodas, vida matrimonial y la subsistencia económica”1, como anota Masa Hilcisin-Dervisevic en su tesis doctoral. Veinte años después, con el mismo espíritu de estudios longitudinales como las Up series del británico Michael Apted, la cineasta busca a sus personajes para indagar en el devenir de su proyecto matrimonial. Los acompaña nuevamente por otros seis años y así nace Historias de matrimonio, veinte años después (2006). 
Para esta retrospectiva hemos escogido la historia de Ivana y Václav. Cuando el rodaje comienza, ambos son estudiantes de arquitectura. Ella tiene 21 años y él 24. Compaginan sus estudios con su vida de recién casados con admirable dinamismo. Nace su primogénito, se gradúan, tienen más hijos, crean un negocio propio. Poco a poco se convierten en una familia de clase media que emerge junto con la nueva República Checa capitalista. Construyen una casa, trabajan sin descanso para mantener a sus cinco hijos. Están tan absorbidos y exhaustos por el trabajo, la crisis económica, las decisiones conflictivas de uno de sus hijos, que no pueden escapar del colapso emocional. Pero la pareja es inquebrantable. Ahí radica la belleza de la historia de Ivana y Václav.

Dulce siglo y Hitler, Stalin y yo


En estas dos películas realizadas para la Televisión Checa la cineasta explora los horrores del nazismo y el comunismo a través de la historia íntima de varias supervivientes. Dulce siglo (1997) y Hitler, Stalin y yo (2001) son dos filmes bastante similares en su estilo de realización y acercamiento a los personajes y sus historias (incluso ambos bordean la hora, una duración común para grandes reportajes y documentales de televisión). 
El impulso que mueve estos trabajos es el de la palabra que recuerda. Se trata de dos filmes testimoniales, en los que Trestíková se sienta a conversar con mujeres cuyas vidas fueron asoladas por el nazismo y el comunismo. La realizadora hace uso de material de archivo que expone las atrocidades del macabro siglo XX. Así ilustra varios pasajes relatados por sus heroínas, con quienes vuelve a los lugares de los hechos para captar sus reacciones y reflexiones al reencontrarse con un pasado lacerante. Si bien es cierto que estos recursos enriquecen a sus filmes, es en la sencillez de la palabra filmada, en el rostro arrugado de las ancianas que ejercitan su memoria y en la belleza de la expresión facial que Dulce siglo y Hitler, Stalin y yo alcanzan sus puntos más altos. Sobre la primera, la cineasta checa reflexiona: 


Hitler, Stalin and I
“El siglo XX fue un período de una extraordinaria agitación social y política, especialmente en la Europa del Este. Regímenes e ideologías, elegidos o impuestos, vinieron y se fueron. La lucha de la humanidad por un futuro mejor llegó a un extremo tal que, por primera vez en la historia, el costo medido en cadáveres humanos se ha contado en millones. Las heroínas de nuestro filme habían arrancado con ciertas metas en sus vidas, pero el remolino de la historia que causó estragos en Europa hizo añicos sus planes de vida ‘normal’. Su ‘pecado’ fue haber seguido el dictado de su conciencia: ayudaron a estudiantes a huir del país cuando, luego de manifestaciones anticomunistas, fueron amenazados con represalias, o alentaron a los Boy Scouts para que protesten. Pero intervino el poder brutal cuyo objetivo era crear ‘la sociedad más justa, donde la gente pueda respirar en libertad’, cambiando de una forma despiadada e irreparable el curso de sus vidas. Como el número de sobrevivientes entre las víctimas de esta ‘lucha por un futuro mejor’ disminuyó lentamente, sentí que era urgente registrar sus testimonios, antes de que fuera demasiado tarde. Dulce siglo es un modesto intento de realizar esa tarea.” 
Esta afirmación también podría hacerse extensiva a Hitler, Stalin y yo, un homenaje a la escritora y traductora Heda Margolius Kovály, quien sin victimizarse nos relata su dolorosa historia de vida (lo hace más bien con sabiduría y calma, con total entereza): “Solo quisiera decir que el mal nunca es infinito. Uno siempre sobrevive. La vida no se destruye por completo”, dice la protagonista al comienzo de la película. 
Si de la brutalidad del nacionalsocialismo ya hemos tenido numerosos relatos en el cine documental, sorprenden un poco más las reflexiones de esta mujer judía al mencionar el comunismo: “Cuando hablo al respecto, la gente me pregunta qué es peor, si el nazismo o el comunismo. Es muy difícil decidirlo, pero creo que el nazismo es una ideología gánster que alentaba a las personas a hacer cosas terribles, a comenzar una guerra, a decir que una raza es mejor que otra, a matar gente y a robar. El comunismo abusó de la bondad y altruismo de la gente. Los engañaban en esos ideales de la humanidad. Es difícil decir cuál es peor. El comunismo también fue malo porque duró más tiempo, por lo que hicieron más mal que los nazis.”

Cuatro retratos en time lapse

Trestíková nos regala cuatro fabulosos retratos en time lapse, técnica usada en el cine para mostrar diferentes motivos o sucesos que por lo general suceden a velocidades muy lentas e imperceptibles al ojo humano, solamente que aquí no vemos a una semilla convertirse en flor, sino que asistimos a los cambios de un grupo de personajes a los que la cineasta acompaña por décadas. Sus vidas, organizadas con intertítulos, se van develando de forma cronológica.

Marcela


El documental Marcela (2007) recoge veinticinco años de la vida de una mujer común. Su historia con Jirí conformaba uno de los capítulos de Historias de matrimonio. La pareja se separa al poco tiempo y en un momento determinado se pierde el rastro de Jirí. De ese modo, la vida de Marcela se convierte en un filme por sí solo. 
El documental arranca en blanco y negro, con una Marcela joven y optimista a punto de casarse. La vida no le sonríe y la trágica sucesión de eventos sobrepasa la ficción. Si Trestíková podía prever un desarrollo tal para la historia de Marcela, eso nunca lo sabremos; solo que la acompaña infatigablemente por 25 años, mientras ella no pierde la esperanza de que el Estado la ubique en una casa decente, de conseguir un trabajo, un hombre con buen carácter y cabello rizado, un futuro mejor. 
Como en todos los filmes de Trestíková, la historia y los giros políticos son una preocupación de fondo y la imagen de archivo una buena aliada para dibujar la historia de la República Checa: los años del socialismo, la caída de la Cortina de Hierro, la separación de Checoslovaquia, la entrada en la Unión Europa, todo queda situado en el filme. 

René


Si la historia de Marcela parecía una tragedia griega en la que poco podía hacer el personaje para escapar del infortunio, la historia de René Plásil tiene otro matiz. René (2008) es una película más compleja, como lo explicaré más adelante.
Trestíková comenzó a filmar a René en 1989 para la serie Rekni mi neco o sobe (Cuéntame algo sobre ti), la cual se enfocaba en la vida de varios jóvenes en la correccional de Libkovice. René, que había estado preso desde los 16 años, terminó convirtiéndose no solo en personaje de la serie sino en el protagonista de un filme dedicado exclusivamente a él, con el cual Trestíková recibió el galardón al mejor documental en los Premios del Cine Europeo, casi veinte años más tarde de haberlo comenzado a filmar. René es probablemente el documental más importante en la carrera de Helena Trestíková.
A diferencia de Marcela, René es un personaje con poder; un joven marginal que ha sido maltratado por la sociedad y un sistema equivocado, es cierto, pero que al mismo tiempo es dueño absoluto de sus decisiones, de sus errores y de las consecuencias.
Es apasionante ser testigo del desarrollo de René en cuanto personaje, su cambio en las dos décadas posteriores al primer encuentro. René es una película fascinante no solo porque observa a lo largo del tiempo a un hombre brillante y conflictivo cuya inteligencia nos seduce y envuelve, sino también porque hace frente a los dilemas que emergen de la relación entre filmador y filmado, como manifiesta René en varias de las cartas que escribe a la cineasta y que él mismo lee para la película años más tarde, demostrando así su grado de participación en el filme.   
“Querida Helena: He tenido una larga y profunda reflexión sobre la relación entre el director y su tema. ¿Alguna vez consideraste el efecto que tienes en las vidas de tus sujetos?”, le dice en una de las cartas. En otra: “¿Recuerdas la carta que escribí con esa escritura cuidadosa? Supongo que estaba enamorado de ti. Lo he olvidado, no es que sea importante… ¿Te acuerdas de qué te pregunte esa vez en el hospital? ¿Puedo decirlo en cámara? Pregunté si me veías como objeto de estudio, o si significaba algo más para ti que el personaje de la película. ¿Puedes darme una respuesta directa?”. “Nadie es simplemente un objeto de estudio”, le responde Helena, que prácticamente es la persona que más tiempo ha permanecido cerca de él.  

Katka


En Katka (2010), la cineasta relata trece años en la vida de una joven adicta a la heroína, desde que esta tiene 19 años. El filme transcurre esencialmente en calles, hospitales y edificios abandonados —entre pinchazo y pinchazo— y se centra en los intentos fallidos de la protagonista de rehabilitarse y en las tormentosas relaciones con sus novios Lada y luego Roman. Katka deambula por las calles de Praga y poco a poco va extinguiéndose. Aunque se aferra a cualquier esperanza, los días siempre terminan convirtiéndose en un bad trip. 
Katka, a priori, parece un ejemplo perfecto de cine directo. Sin embargo, como explica Hilcisin-Dervisevic, “junto con las dos películas anteriores, Katka presenta una obra canónica. Los tres estudios de caso comprenden una muestra cronológica del cine observacional de Trestíková, ciertos patrones que mantienen la consistencia dramática de las narrativas (creando un efecto dramático), y sirven como muestras valiosas para contemplar, explorar y analizar el efecto de autenticidad en los documentales de observación. El estilo de Trestíková se basa parcialmente en la tradición del documental de observación de 1960 pero al mismo tiempo reformulado en diferentes direcciones que permiten una mayor intervención en las elecciones de producción referentes a la utilización de técnicas formales.”2  
Es curioso afirmar que a pesar de tanto dolor Katka sea una película bella. Tal vez porque en las oscuras calles de Praga su delicada protagonista encuentra una fuente para bañarse vestida o porque de entre sus prematuras arrugas todavía puede surgir la sonrisa de una niña.  
El profesor Stanislav Ulver, de la escuela de cine de Praga FAMU, en una interesante conversación que mantiene con la cineasta a propósito de Katka, le pregunta sobre su relación con el cine de ficción y el guiño a Fellini en la secuencia del baño en la fuente. Trestíková responde: 
“Definitivamente no tengo intención de comenzar a hacer ficción, pero quiero ser una cineasta informada, y esto incluye usar todo tipo de herramientas expresivas ofrecidas por el lenguaje cinematográfico al grabar una historia auténtica”.

Vojta Lavicka: Altibajos


En esta, una de sus últimas películas, Trestíková nos abre las puertas a una problemática menos conocida por nosotros, la de la comunidad romaní, aún segregada en la República Checa. Vojta Lavicka, Ups and Downs (2013) acompaña durante dieciséis años a un personaje luchador y lleno de aspiraciones, cuyo carácter conflictivo e inestable suele entorpecer la consecución de sus propios objetivos. "Cada vez que tengo la oportunidad de estar contento y feliz, de alguna manera lo hecho a perder”, confiesa Vojta frente a la cámara. 
Gran exponente de la música gitana —que constituye la vibrante banda sonora de la película—, violinista prodigio, reportero y activista social, Vojta no cesa en su lucha por alcanzar un lugar en la sociedad checa. Trestíková lo acompaña de cerca y nos descubre sus fibras más íntimas: sus frustraciones, su sentido del humor, sus debilidades privadas, su lado oscuro. Vemos a un personaje crecer, madurar, tropezarse y volverse a levantar. Nuevamente Trestíková explora un camino que le es conocido: las relaciones en pareja, los matrimonios que no acaban bien, las concesiones que debe hacer toda persona a lo largo de una vida cargada de dudas.

Universo privado 


Universo privado tuvo su génesis en Zázrak (Milagro, 1975), cortometraje en el cual la cineasta acompañaba el embarazo de su amiga Jana hasta el nacimiento de su primer hijo, Honza, quien se convertiría más tarde en el protagonista de la magistral Universo privado (2012). 
“El impuso inicial para grabar este documental fue el nacimiento de Honza y esa es la razón por la cual sentí que está película debía ser sobre él, puesto que es su nacimiento el que los espectadores acompañan al inicio del filme. Yo quería acompañar su historia de vida, ver cuán feliz sería en este mundo y cómo sentiría a la vida”, explica la cineasta en una entrevista en Radio Praga.
Una vez que Honza nace, la cineasta decide continuar documentando la vida de la familia. Honza va creciendo y se convierte en el personaje principal de la historia. Desde niño es temperamental e inquieto, apasionado por el espacio, los cohetes y todo lo que le pueda ayudar a volar. Petr, el padre de Honza, se parece a Helena en ese afán por capturar el tiempo. Durante más de tres décadas escribe un diario íntimo y ocasionalmente pide prestada una cámara para filmar a su mujer y a sus hijos. Cuando Honza cumple 37 años, llega el momento de editar el material y terminar la película. Trestíková deja la narración en manos de Petr, quien lee para nosotros extractos de su diario. La voz personal se intercala con lo público por medio de fragmentos de noticieros de televisión e imágenes de archivo que ponen en paralelo los grandes acontecimientos históricos con los momentos privados. 
"Esto para mí es sin duda el aspecto más duro, y al mismo tiempo, lo más interesante para un cineasta: capturar el día a día de la vida, que para todos nosotros es muy similar”, explica la realizadora, quien al capturar paulatinamente la historia íntima de una familia a lo largo de 37 años termina por convertirla, indefectiblemente, en el retrato de todo un país. 
Me pregunto cuánto metraje habrá filmado Trestíková durante esos 37 años, en cuántos soportes diferentes, como los habrá sincronizado, editado. También me queda la duda de por qué Universo privado termina siendo una película relativamente corta (90 minutos), considerando todo el material que la cineasta debe haber tenido guardado. Al final siento que la vida es así mismo, fugaz; que vista en perspectiva es una colección de momentos cotidianos, errores y devaneos que forman la obra maestra. La obra de Trestíková es preciosa por resaltar la belleza, la dureza, todo el valor de la cotidianidad de la vida. 


Addendum

“Cuatro casetes valorados en 197 Coronas checas (CZK), un encendedor valorado en 20 CZK, un foco halógeno valorado en 80 CZK, una etiqueta adhesiva de Alfa Romeo, 3 Coronas y una cantidad de dulces valorada en al menos 8 CZK, dando un total de al menos 308 CZK.” 
El botín no supera los 15 dólares. René, todavía muy joven, va preso nuevamente por extraer todo aquello del auto de un turista holandés. Como ya tenía antecedentes, la condena es un poco más larga. Esa nueva experiencia en la cárcel es definitivamente trágica y a partir de ahí su vida se echa a perder. ¿Qué clase de justicia es esa?, ¿cuál es el concepto de rehabilitación? La imagen me afecta, me enoja. Todo en la vida funciona por asociación y así vuelve a mí Didi-Huberman, autor de una de las reflexiones que más atesoro. Aprender a lidiar con esa cólera es otra de las razones por las que hacemos este festival. En el ensayo “Remontar, reabrir, restituir”, el filósofo francés reflexiona sobre el montaje en el cine de Harun Farocki y sugiere:   
"Elevar su visión de las imágenes a la altura de un pensamiento. Elevar el pensamiento a la altura de una cólera (combatir). Revenir por la cólera a un cierto pensamiento de las imágenes. Elevar, finalmente, la cólera a la altura de una paciencia, de un conocimiento modesto y metódico, tomando la forma de un ensayo siempre recomenzado (reaprender)… ¿Pero cómo elevar la cólera a la atura de una paciencia? ¿Cómo reaprender sin enfadarse frente a la violencia del  mundo?"3 


Cronología

1949: Helena Trestíková nace en Praga.  
1960: Formación de la República Socialista de Checoslovaquia.
1968: Primavera de Praga.
1972: Durante sus estudios realiza su primer documental Zivá voda (Viva aqua).
1974: Se gradúa del Departamento de Documentales la Escuela de Cine de Praga, FAMU.
1975: Realiza Milagro, su primera película profesional.
1980: Comienza el rodaje de la serie Historias de matrimonio, compuesta por seis capítulos y producida por la televisión checoslovaca. La serie se estrena en 1987. 
1989: Arranca la Revolución de Terciopelo, que determinará la caída del régimen comunista.
1991: Junto con otros colegas, establece la “Film and Sociology Foundation”, con el ánimo de fomentar en la sociedad una nueva perspectiva a raíz de los cambios políticos.
1992 - 1997: Durante este lapso se estrenan los distintos capítulos de Cuéntame algo sobre ti, serie que acompaña a jóvenes delincuentes que han salido de prisión, entre ellos René.
1993: El 1 de enero Checoslovaquia se escinde de común acuerdo, dando de nuevo lugar a la República Checa y Eslovaquia.
1994: Junto con su marido, Michael Trestik, crea la fundación Man and Time, especializada en proyectos de time-lapse.
1994-1996: Realiza varios retratos de personalidades interesantes para la serie documental Gen, Genus a VIP.
2001: Concluye la primera parte del ciclo Zeny na prelomu tisíciletí (Mujeres en el cambio de siglo), una serie de retratos, entre ellos el de Katka, que más tarde será la protagonista de un nuevo filme.
2004: La República Checa ingresa a la Unión Europea.
2006: Se estrena Historias de matrimonio, veinte años después.
2007: Ocupa el cargo de Ministra de Cultura por un período breve. Recibe el premio al Mejor Documental Europeo en el Festival de Cine de Sevilla por Marcela.
2008: Recibe el prestigioso Premio al Mejor Documental en los Premios del Cine Europeo por René. 
2010: Estreno de Katka.
2012: Estreno de Universo privado. El Festival de Cine de Cracovia le dedica una retrospectiva y allí se convierte en la primera mujer en recibir el premio Dragon of Dragons por sus logros especiales en la categoría de cine documental y animado.  
2013: Estreno de Vojta Lavicka: Altibajos y Zivot s Kasparem (La vida con Jester).

1) Masa Hilcisin-Dervisevic, Helena Trestíková’s Long-term Observational Documentary Film: Monitoring the Effect of Authenticity in Representation (tesis doctoral inédita), Masaryk University / Faculty of Arts Department of Film Studies and Audiovisual Culture, Brun, 2014. (La traducción es mía). 

2) Ibid

3) Georges Didi-Huberman, “Remonter, Refendre, Restituer”, Les Carnets du Bal 01, Le Bal, París, 2010, p.70. (La traducción es mía).

Este texto se publicó en el Catálogo del Festival Internacional de Cine Documental "Encuentros del Otro Cine" EDOC13, Quito, Corporación Cinememoria, 2014. 



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